Por Paula Ponga
Empieza la cuenta atrás para los premios Goya. Faltan menos de 72 horas para que en los aledaños del Centro de Congresos Príncipe Felipe, muy cerca del aeropuerto de Barajas, en el macroedificio del Hotel Auditorium (cambio de escenario forzado, recordemos, por el cierre preventivo del Palacio de Congresos Juan Carlos I tras la crisis del Madrid Arena) se concentren cazautógrafos, curiosos, medios de comunicación, trabajadores del cine y algunas stars. Cifras oficiales anecdóticas: una alfombra roja de 1.200 metros cuadrados; 250 metros de catenarias para delimitar el recorrido de los invitados; 140 metros cuadrados de photocall; 70 personas en la organización, entre producción y seguridad. Cifras menos anecdóticas: el cine español llega a los Goya con casi un 18 por ciento de porcentaje de taquilla y 106 millones de euros recaudados en 2012 (40, 5 millones de esa cifra corresponden a Lo Imposible).
Un auditorio de 2.240 butacas, todas a la misma altura, aliviará este año los problemas de aforo de pasadas ediciones (mejor llevarse prismáticos para las últimas filas) y albergará una gala conducida de nuevo por Eva Hache en la que el número de Goyas no ha variado: 28 (el que haría el número 29, el de Honor a Concha Velasco, ya está entregado, algo que sin duda lamentará la audiencia, aunque Concha tendrá su momento), así que por fluída y divertida que sea la ceremonia, no pidamos milagros de brevedad. Y no olvidemos que a duras penas los micrófonos que bajaban a traición a los 30 segundos en la edición de 2004 consiguieron acortar las dedicatorias. Preparémonos, pues, para que la noche sea larga. Y controvertida.
¿Prevalecerá el mensaje para navegantes del presidente González Macho al decir que en un derby Bara-Real Madrid no se airearían las penurias del fútbol?
¿Se inclinarán los gags y dedicatorias hacia la reivindicación, como propone la Unión de Actores y apoya Soy Pública, el colectivo de profesores, padres y alumnos en defensa de la educación pública que se ha sumado al llamamiento?
¿Hasta dónde llegará la protesta contra los recortes, el ivazo y la reforma laboral?
¿Fue la gala del No a la Guerra, en 2003, la que separó a un sector de la sociedad del cine español?
¿O fue un sector de los medios de comunicación el que abrió la brecha y enconó las posiciones?
¿Presentarán algún premio Natalia Verbeke o Paz Vega, las únicas que no lucieron pegatina de No a la Guerra en aquella edición?
¿Cuántas alusiones habrá este año a la crisis, tanto en el guión como fuera de él?
¿Le pitarán los oídos al ministro Wert o se lo pasará bien en su butaca?
¿Será soft el discurso del presidente de la Academia o cañero con la política cinematográfica del Gobierno?
¿Pasará a un segundo plano la piratería, el tema estrella de las últimas ediciones?
¿Nos deleitarán Los amantes pasajeros de Almodóvar con su lograda versión del I´m so excited de las Pointer Sisters, o habrá que esperar a su estreno el 8 de marzo?
¿Por qué TVE vetó a Toni Garrido para hacer las locuciones en off de la ceremonia?
¿Se llevará el director de Grupo 7 su Goya más codiciado: el de mejor dirección de producción, que recaería en su pareja?
¿Da mala imagen que la Academia anuncie un lunes que Penélope Cruz asistirá y que un miércoles su publicista lo desmienta?
¿Por qué no reconsiderar la entrega del premio de Honor en la gala dependiendo de la fuerza mediática del homenajeado?
¿Le dará Chus Lampreave una alegría a Jota Bayona, que la adora, llevándose el cabezón?
¿Habrá muchas parejas mixtas, como la que formarán Alberto Ammann y Calu Rivero, la actriz de Tesis sobre un homicidio, o prevalecerán las no mixtas, como la que formarán Adriana Ugarte y Álex González con otra actriz y actor, respectivamente, pero por separado?
¿Qué actores interpretarán las parodias de las cuatro películas finalistas?
¿Habría que crear en los Goya una categoría para estrenos on-line?
¿Será la alfombra roja una pasarela atenta a las tendencias más fashionistas o nuestros intérpretes decepcionarán a los expertos en moda?
¿Por qué este año no se han convocado fiestas privadas de las películas finalistas y sí una única fiesta en el Casino de Madrid para 700 personas con la Academia como convocante?
¿Por qué pocos saben que los guionistas de la gala, Edu Arroyo y Cristina López, son viejos conocidos de Eva Hache, con la que trabajaron muy de cerca en Noche Hache, al frente de un nutrido equipo de guionistas? Sólo ellos, y Manel Iglesias, director de la ceremonia, tienen (casi) todas las claves de la partitura de la velada.
¿Está reñido el espectáculo televisivo con la protesta?
¿Y tú? ¿Qué dices? ¿Gala reivindicativa o gala aséptica? ¿Manifestación o fiesta? Pros y contras?
